Óscar Puente, ministro de Transportes del Gobierno español y repartidor de mamporros dialécticos, vengan o no vengan a cuento: No es anécdota sino categoría que deba un puesto para el que claramente no está capacitado a su condición de camorrista desacomplejado, es decir, a ser operario aventajado de la máquina del fango que tanto denuncia el tipo que le colocó donde está.

Ya escribí aquí mismo que se ha engorilado en su propia caricatura de matasietes bocachancla, y no se cansa de demostrarlo, pasándose una y otra vez de frenada. Tengo la peor opinión del memo ambulante peligroso que preside Argentina, pero yo me puedo permitir calificarlo así porque no soy ministro.

Usted, sin embargo, debe guardar punto en boca. Vaya ridiculez que venga ahora a decirnos que si hubiera sabido la repercursión de sus palabras, se hubiera callado. Qué rostro.