Cocinar es, para algunas personas, una actividad de lo más gratificante que les permite poner en práctica las habilidades culinarias que van adquiriendo y ser creativo. Una labor estrechamente ligada a otra que no gusta a todos, que es la limpieza.

Una de las partes de la cocina que menos gusta limpiar es la vitrocerámica. Y es que requiere de esfuerzo y tiempo, más aún si cabe si esta tiene suciedad incrustada, manchas difíciles o alimentos quemados. Aunque el esfuerzo no siempre se traduce en el resultado esperado.

Las manchas persistentes o el aspecto opaco pueden no desaparecer por completo, lo que genera una sensación de ineficacia y frustración. Si a todo ello se le suma que es un sistema que necesita ser limpiado de manera constante, entonces aparece la negativa de muchas personas a dedicar un mayor cuidado a la misma.

Cómo limpiar la vitrocerámica con productos que tenemos en casa

Limpiar la vitrocerámica con productos con los que se cuentan en casa es posible. Unos productos que no solo eliminan la suciedad de la superficie, si no que también la mantienen en perfectas condiciones. Y es que no hay que olvidar que la superficie de la vitrocerámica es delicada y puede rayarse, lo que obliga a tener especial cuidado con ella.

Limón

Uno de los productos que sirve para limpiar la vitrocerámica es el limón. Para eliminar la suciedad lo que hay que hacer es aplicar unas gotas de limón sobre la superficie, dejar que actúe durante dos o tres minutos y pasar la rasqueta para eliminar los restos. Otra forma de hacerlo es añadir limón directamente sobre la mancha y pasar una bayeta con agua sobre la placa vitrocerámica.

Vinagre y bicarbonato

El vinagre y el bicarbonato son dos de los grandes aliados de limpieza. Mezclar una pequeña cantidad de ambos productos, empapar una bayeta con ella y pasarla por la superficie de la vitrocerámica será suficiente para eliminar la suciedad.

También se pueden utilizar ambos elementos por separado. Se puede hacer, por un lado, una pasta de bicarbonato de sodio y agua y, por otro, diluir un poco de vinagre blando en agua. Ambos trucos dan buenos resultados.

Hielo

Además del limón, el vinagre blanco y el bicarbonato de sodio, el hielo es otro de los elementos que, para sorpresa de muchos, ayuda a limpiar la vitrocerámica. Para conseguirlo lo que hay que hacer es envolver un cubito de hielo en un paño y pasarlo muy despacio por la superficie de la vitrocerámica. A medida que se vaya pasando el cubito de hielo, la suciedad se irá arrastrando. El último de los pasos es pasar una bayeta para retirar la humedad de la placa.

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Pasta de dientes

El último de los trucos para limpiar la vitrocerámica consiste en utilizar, nada más y nada menos que, pasta de dientes. Además de eliminar la suciedad y de darle el brillo que ha perdido, la pasta de dientes reduce, en la medida de lo posible, los rayones de la vitrocerámica. Para ello, aplicar un poco de pasta y extenderla sobre la vitrocerámica, dejarla actuar durante unos minutos y quitarla con un paño húmedo.